Todos deberíamos conocer los hábitos base responsables con nuestro entorno:

  • Aprovechar la luz natural y usar bombillas de bajo consumo.
  • Ahorrar agua (cerrar el grifo al enjabonarse, lavar los platos o regular la cadena del inodoro).
  • Desconectar los aparatos electrónicos para reducir el consumo de energía.
  • Alternar el uso del coche con transportes alternativos (bici, patín, autobús, metro…).
  • Separar la basura.
  • Reutilizar botellas de plástico.

Todos estos trucos siguen siendo efectivos en búsqueda de una reducción de consumo energético, pero hoy queremos compartir hábitos para reducir la colaboración con la contaminación.

Erradicar el consumo de plásticos desechables (de un sólo uso). Está muy bien, y es más rápido de recoger a nuestros ojos. Lo que no se ve es que la Tierra tarda años en deshacerse de ello (si es que puede). Cada día se consume más plástico y de deshecha de manera inadecuada.

Si no lo compras, no tendrás que reciclar. Opta por alimentos frescos, sin bolsas, envases de vidrio o latas.

Reduce tu tiempo al volante, además del estrés que produce, sus aires contaminantes son los aceleradores del proceso de efecto invernadero. Coger la bici, el metro, el tren o compartir coche puede ser positivo para el planeta y para ti. 

Hacer más ejercicio, aprovechar el tiempo de transporte y encima, contaminar menos.

Si fumas, no tires las colillas (u otro tipo de basura) al suelo.

Reutiliza y repara. Toda la ropa que ya no quieras, no la tires, dónala. Hay millones de personas que agradecerán tu donación, y tú le das una segunda vida a tu ropa.

Si está roto cóselo, sí hace ruido, descubre porqué antes de querer otro nuevo. Si te gusta pero no te lo pones, personalízalo. 

El hecho de comercializar con productos de segunda mano representa una gran ayuda al medio ambiente, pues cuando reducimos la compra de productos nuevos, contribuimos a la disminución de su producción.

Si las fábricas producen menos, contaminan menos.

En ETEVA, sabemos que no te hemos contado nada que no supieras, pero si todavía necesitamos artículos que nos lo recuerden, puede que no estemos contribuyendo con el cuidado de este lugar al que llamamos hogar.