El auge creciente de aficionados/as al esquí de travesía, está haciendo que cada vez sean más las personas que desean hacerse con un par de esquís diseñados para tal propósito. A la hora de elegirlos, la duda principal que se nos va a presentar es la de qué fijaciones debemos elegir.

Fijaciones de chasis Salomon. Fuente: Barrabes.com

A día de hoy, encontramos dos sistemas de fijaciones que difieren entre sí en gran manera. Las podemos dividir en fijaciones de chasis (balancín, Diamir…), que son a las que estamos más acostumbrados/as puesto que son las primeras que se diseñaron y luego tenemos el sistema tech binding, también llamado Dynafit por muchos/as deportistas.

Las fijaciones de chasis han evolucionado a lo largo de las décadas hasta adoptar la forma con las que las conocemos hoy: una fijación de esquí alpino montada sobre un chasis plástico o metálico que permite pivotar desde la puntera para ascender la montaña. Posteriormente, nos permite fijar la fijación a la tabla de atrás para descender.

Se tratan de fijaciones muy seguras y fáciles de calzar, además de ser compatibles con botas tanto de alpino como de travesía. En contra, tenemos el peso de las mismas, que suele ser un problema si buscamos la ascensión rápida.

Por otro lado, las fijaciones tech tienen la puntera y la talonera claramente diferenciadas. Cuando vamos a ascender la pendiente, la bota pivota desde los “pins” de la puntera de la fijación que se engarzan en dos agujeros en la punta de la bota. La talonera cuenta con dos barras que encajan a la perfección en dos ranuras que fijan la bota a la hora de realizar el descenso.

Fijaciones Tech Movement. Fuente: Skimo.co

Como beneficios, encontramos la reducción de peso respecto a las fijaciones de chasis (las de competición pueden llegar a menos de 150 gramos) y la compatibilidad que ofrecen, puesto que hoy en día todas las botas de travesía son compatibles con el sistema tech.

A la contra, algunos de los modelos suelen ser más frágiles que en el otro sistema, y pueden dar alguna que otra sorpresa debido a golpes o caídas. Se trata de fijaciones que cuesta más calzarse, aunque con la práctica, se puede llegar a realizar casi tan rápido como en el otro sistema.

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