Desde siempre, la relación del ser humano con el entorno natural ha afectado a este último e influyendo en sus ciclos biológicos, geológicos y químicos. Aunque no nos lo parezca a simple vista, el paso de las personas en los ecosistemas montañosos perjudican y alteran en fuerte medida al estado natural de las montañas. Por ello, y al ser unos amantes incondicionales de la nieve y sus paisajes, queremos recomendaros algunos consejos para intentar reducir al mínimo el impacto de nuestro paso por ellas.

Es muy común, sobre todo para los monitores/as y demás personas que trabajan en la montaña, el pasar largas jornadas en la nieve y, por ende, tener que realizar como mínimo una comida al día. En este caso, consideramos que la manera más ecológica de comer es haciéndolo a través de tuppers reutilizables que hayamos preparado previamente en casa, asegurándonos así de no tener más que un envase para toda la comida. Para hidratarnos, lo mejor es recurrir a cantimploras o termos, garantizando así una temperatura constante de los líquidos que llevemos con nosotros.

Si por algún motivo generamos cualquier tipo de basura o deshecho, lo más importante es guardarlo siempre en nuestra chaqueta o mochila, y una vez lleguemos a casa, separarlo para reciclar. Parece increíble lo que pueden llegar a tardar en desaparecer algunos residuos y envases, además de alterar el ecosistema natural y el día a día de la flora y fauna que habita en las montañas.

Cuando hablamos de deshechos, nos referimos a todo aquello que proviene del mundo “artificial” y no corresponde al paisaje en el que nos encontramos. Esto incluye también a uno de los principales responsables a la hora de ensuciar el monte. Se trata de las colillas. Son muchos los aficionados a la nieve que acostumbran a lanzar sus colillas al suelo, generando suciedad y basura innecesaria que entorpece y estropea el entorno virgen de las montañas. Para evitar esto, existen ceniceros portátiles (de plástico, metal o otros materiales) que sirven para depositar las colillas y poder tirarlas posteriormente en un lugar seguro en el que no contaminemos.

Si entre todos/as intentamos suprimir al máximo las trazas de nuestro paso por las montañas, podremos continuar disfrutando de ellas muchos años más, y evitar destruir un paisaje que desgraciadamente va deteriorándose por culpa de los seres humanos y nuestra poca responsabilidad.